viernes, 28 de marzo de 2014

La privatización del Tajo

La Tribuna de Toledo, 28 marzo 2014



Si Castilla-La Mancha fuera una región normal, no podría ocurrir lo que pasa con el Tajo. Pero Castilla-La Mancha no es una región normal, ni siquiera es una región, sólo mero cajón de sastre de lo que sobraba en otro lado u otros no querían. Así, llegados a éstas, el ministerio de Medio Ambiente que de momento capitanea Cañete, ha decidido privatizar el Tajo, regalárselo a los intereses empresariales y especulativos de los regantes murcianos, y aquí no pasa nada. Es más, mientras, María Dolores de Cospedal, secretaria nacional del Partido Popular por vocación,y presidenta de Castilla-La Mancha a tiempo parcial y escurrido, deja hacer y permite el expolio, y manda a los corifeos habituales a loar los triunfos de su inexistente política de aguas. Otro botón del descosido: ahí está el plan del Júcar, refrendado ayer por el Consejo Nacional del Agua, donde Castilla-La Mancha sólo recibe las sobras del festín valenciano. Todo un triunfo. Otro.

El Tajo siempre ha sido desde los tiempos del virrey Bono un inmenso cromo que cambiar por las ambiciones de turno. Ahora, sumando el plan del Tajo, el memorándum y el decreto de gestión del Tajo-Segura refrendado ayer por el Consejo Nacional del Agua, se consuma definitivamente la capitulación de Castilla-La Mancha, que acepta sin rechistar dejar en precario sus abastecimientos y regadíos, y conformarse cuando los haya con unos caudales míseros en Toledo y Talavera de la Reina. Cañete y Cospedal han actuado al dictado de los regantes de Murcia, del todopoderoso sindicato de regantes del Tajo-Segura. Es, permítanme ustedes, una pena y un error descomunal. Pero sobre todo,la constatación de que Castilla-La Mancha no pinta nada, y que, al final, a esta región y a sus intereses no los defiende ni Dios.

Así que ahora ustedes escucharán a los voceros habituales loar los logros de nuestra presidenta en el agua y tal. Pero la verdad se marcha todos los días a Murcia, vía trasvase blindado ya para mucho tiempo por los decretos aplaudidos y compartidos por el gobierno de Castilla-La Mancha. Más transparente que esa verdad, sólo el agua del trasvase
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Victimas y victimismo

La Tribuna de Toledo, 14 marzo 2014

Ha levantado ampollas la nota de prensa que la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche, de Talavera de la Reina, dedicó la semana pasada a los 90,7 millones de euros que se van a gastar en Toledo para emperifollar y joder un poco más el Tajo; mientras que a nuestra doliente Talavera de la Reina, la mayor ciudad de España y Portugal a orillas del Tajo a excepción de Lisboa, le caía un nuevo rosco inversor, y ya van unos cuantos para la colección.

Hay quien se escora al tópico y opina que se trata de comparar Toledo y Talavera. Nada más lejos de la realidad. Porque no hay comparación. Si se tira de expediente e historial y se compara la pasta que se ha invertido por la Junta socialista o popular, tanto monta etcétera, no hay color. Pero ni con Toledo, ni Albacete, ni Cuenca, ni Ciudad Real, ni siquiera con cualquier pueblo manchego de medianías. Por tanto no se trata de comparar, sino de decir que las tajadas siempre acaban en el mismo plato. Y, además, que no se trata sólo del Tajo, sino de la absoluta falta de visión política y territorial que desde Toledo, capital de Castilla-La Mancha, desde hace décadas se ha tenido con Talavera y su tierra.

Que aquí, Talavera de la Reina y territorio aledaño, estamos mal, es evidente. Que buena parte de la culpa la tenemos los indígenas que tragamos y tragamos mientras dejamos que no hagan nada década tras década las distintas administraciones, es evidente. Nos va la marcha, nos dan y callamos. Que no pasa nada. Pero también es cierto que esto es tierra de nadie, o de saqueo, como se quiera ver. No es un discurso victimista. Es el análisis de 30 años al menos que uno patea con conocimiento de causa este territorio, Y se lo conoce tanto como le duele.

Que Talavera pierda población, que se cierren para el año que viene ocho clases de infantil, que el paro se enquiste… no es casualidad. No somos más tontos, más feos o más inútiles que el resto de ciudadanos de Castilla-La Mancha o España. Las razones son otras. Y no hay comparación que valga.

Por eso me quedo con mi compañero Miguel Méndez: sólo acabará el victimismo cuando deje de haber víctimas. El resto del cuento ya nos lo sabemos.
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viernes, 7 de marzo de 2014

¿Cuándo vas a venir otra vez?

La Tribuna de Toledo, 7 marzo 2014

Creo que pasa algo por ahí afuera. Hay noticas, telediarios, pasan cosas, la gente se mata, se preparan guerras, el Atlántico arrasa el horizonte con las borrascas inmensas de Terranova. Esto se hunde un poco más y aquí campea el vacío y la mediocridad. Pero no me importa. Se han ido las nubes con las grullas, empujadas por el viento limpio de cola del oeste, y ha llegado la primavera, las golondrinas y el azul inmenso y perpetuo de las mañanas de marzo. Todo ya es perfecto, y la realidad, la verdad, sobrevuela todo lo demás.

Me siento. Siempre mirando al cielo. El sol quema. Los verdecillos atalayan su amor y su desesperación en cada enebro. Cruzan y aletean las torcaces. Pasa alta el águila imperial y los buitres negros cruzan desde el Tajo al Tiétar, con urgencia de marzo. Surca el primer vencejo. Es la primavera de las distancias. Y no importa nada más, sólo cuándo vas a venir otra vez por aquí, como canta una y otra vez Quique González en los auriculares, o cuándo te llevaré al Puerto de Santa María con las piernas ardiendo en el salpicadero. El resto es decorado.

No importa nada, que no me molesten con el vacío de siempre, el ruido de la monotonía. Es el tiempo de verdad. De subir muy arriba, a lancheras y loreras, a los castillos de alimoches y águilas reales, al silencio de los robledales y al rojo de las peonías y las tardes inmensas. El mundo es eso que haces, no lo que te dicen que es. No existe el tiempo, lo estiro y lo comprimo, me lo llevo guardado en el morral y lo extiendo sobre la hierba de este marzo que no se me va a escapar, con una rama de romero en el bolsillo de la camisa y el barro pegado a las botas gastadas.

Y que no me molesten con más. He cerrado. Me voy. La primavera ha llegado y me largo con ella.  
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